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miércoles, septiembre 20, 2006

Sociedad- Fiestas patrias

“Querétaro es un estado de festividades y cuetería”
Los Hombres de pólvora, los encargados de iluminar el cielo con los típicos fuegos artificiales

Luis Enrique Santamaría Luna

Durante estas fiestas patrias, el espíritu mexicano que se ha dejado de lado durante todo el año se levanta una vez más, animado por los puestos de grasosos guajolotes y sus cegadoras luces amarillas, que adornan una vez más las calles de la ciudad de Querétaro. La Cruz, uno de los lugares típicos donde es común encontrar a personas reunidas para fundirse en el calor de los festejos, es un reflejo de todo: baile, degustación, sonidos que truenan el oscuro cielo de la tarde.
Son estas últimas las muestras que engalanan muchas festividades mexicanas, los llamados cuetes, y su particularidad reside en la facilidad de integrar a individuos para participar en el ritual del encendido, culminando con el panorama de un cielo incendiado y lleno de color, a veces con un olor amargo y fulminante; todo, llevado no sólo a lo largo de todo el país, sino que llega aun más lejos: para las personas no hay recuerdo del 15 de septiembre, sin pensar en los fuegos artificiales.
Hombres de pólvora
En Querétaro, como en todo el país, la venta de estos productos está prohibida, aunque para estos días la ley se hace chiquita. Permanecen latentes en las celebraciones dedicadas a la Santa Cruz, que terminan a su vez el día 15 de septiembre, muy acorde con el fulgor mexicano que se pone en boga por algunos días. Como en toda tradición pueblerina, los cuetes más comunes son los ya muy conocidos cuetones que, según palabras de un local encargado de prender este tipo de pirotecnia en las fiestas de la Santa Cruz, “los traen de Iztacalco”, y tienen un costo de “diez a quince pesos cada cuete”.
El hecho de ser obtenidos del exterior de Querétaro, es corroborado por José Antonio León Sánchez, con quien se dirigió por indicaciones del joven local quien lo refirió como “el jefe”. León Sánchez tiene una participación que se remonta a su abuelo don Erasmo León Juárez, q.e.p.d., “que era el presidente de la Santa Cruz”, y “ahora es presidente mi papá, José León Muñoz”.
No hay precio
Según nos cuenta, no es realmente distribuidor de cuetes en Querétaro, sino que “los compramos de Almoloya de Juárez, en México”. El costo es un tema aparte, pues como afirma León Sánchez, quien ha participado en tales fiestas desde hace 25 años, “se hace trato directo con el guardián de la Cruz”. Para Sánchez, hablar de un precio específico es irrelevante: “yo de dinero no te sé decir cantidades; nosotros nada más preparamos para que se labore en la festividad”.
Lo que sí es claro, es el tipo de ganancia obtenida. “Personalmente tenemos una satisfacción personal de continuar con las raíces. La cultura nada más”.
Afortunadamente, el día 13 de septiembre se tuvo la oportunidad de conversar con el padre de León Sánchez, el señor José León Muñoz, a quien se encontró disfrutando del paisaje ofrecido por los danzantes de La Cruz en el pleno del templo, mientras a tropel se agolpaban los tañidos de las campanas de la catedral, los fuertes latidos de tambores esgrimidos por los danzantes, los cadentes y momentáneos gritos de los cuetones y, ya más tarde, como a la mitad de las 8 de la noche, el sonido rítmico y estentóreo que convocaba a los concurrentes a refugiarse de la lluvia, que para esta hora comenzaba a arreciar, bajo uno de los rincones exteriores del templo de La Cruz.
Continuador de toda una larga travesía histórica, el señor León Muñoz cuenta un poco de su labor en estos días de fiesta. Relata que, primordialmente, en cuanto a los cuetes lo que hace es ayudar “al padre para la coordinación de eso”, pues éste último, con referencia a los padres Juan Ramírez y Pedro Esquivel, “son los responsables”. Ellos se encargan de conseguir los juegos artificiales, provenientes “parece que del Estado de México”.
Originario del estado de Querétaro, lo describe como “un pueblo de festividades y cuetería”, lo que probablemente ha mantenido tan vigente la conglomeración en estos días en el templo de La Cruz, un lugar donde aparentemente las tradiciones no se enervan.
“Aquí en la Santa Cruz –cuenta León Muñoz-, los grupos aumentan cada año en esta festividad. Pero sí falta fomentar un poco más las tradiciones. Si se cuidan las tradiciones se cuida la historia, y sí es importante fijarse en ellas. Ojala que hubiera alguna especie de preocupación por cuidarlas, por fomentarlas”.
Y ojala así fuera. Para una familia como la de León Muñoz, las raíces y la cultura del estado son lo que importan, además de que comparte con su hijo la idea de la verdadera recompensa por su labor en estas festividades. Al inquirirle sobre alguna ganancia que pudiera obtener, comenta: “No, no me falta nada, pues los padrecitos me ayudan si me hace falta algo. Pero la fiesta, la Santa Cruz me ayuda. No, no hay ganancia, no hay salario.”
Tradición que perdura
Tener o no el espíritu de conservar las raíces, es una cosa; el hecho de tener un pueblo que continúa en la afirmación de sus creencias, es otra. “Hay un pueblo numeroso que se esfuerza por conservar las tradiciones”. Esto, le anima a continuar con su labor, que se constata en la constante participación en demás actividades.
“Pasa ésta (la fiesta de La Cruz) y viene la festividad de la fiesta de la Virgen del Pueblito, que también es muy tradicional. La coronación de la Virgen del Pueblito fue aquí en 1946; la coronación pontificia fue aquí en La Cruz también. Sigue navidad; los padres franciscanos han tenido el celo de cuidar todo lo que les han dejado otros padres guardianes. Ellos se avocan a seguir lo que se les deja, y siempre se han preocupado por lo que hay aquí en la casa como tradiciones. Y llega otro padre guardián, y trata de cuidarlo y mejorarlo, conservarlo.”
Todo este ciclo de apoyo se ha solidificado con grandes ayudas, y el gobierno municipal muestra facilidad para la continuación de las actividades. “El apoyo, como seguridad pública. Este año nos apoyaron muy bien, tránsito. Incluso en El Gallo había patrullas (festejada el día 12 de septiembre). En esta administración parece que nos van a apoyar muy bien, lo que es en seguridad. En lo económico, no.”, dice León Muñoz.
Sobre su vida, nos habla de su hijo. “Desde niño aquí lo he traído. Tenemos una vida: también desde la infancia mi padre me traía, a los cuatro años. Toda la vida hemos andado por aquí”.
Conservar las raíces es una tarea de conjunto, iniciado por los padres franciscanos. “Ellos se preocupan por conservar las tradiciones. Uno nomás hace la labor de acompañarlos y ser un poco humanos para seguir colaborando con ellos. Nosotros sólo somos colaboradores, porque ellos son los que organizan todo y tienen el cuidado de que no se pierda nada.”
Sean cuales fueran los intereses para participar en la continuación de las tradiciones queretanas, esperemos continúe la labor de los muchos (que en verdad son pocos) que conservan el espíritu de las fiestas.

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