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miércoles, septiembre 27, 2006

381 Opinión Los Media

¿Cómo romper el cerco informativo de los medios?

José Luis Alvarez Hidalgo

El grito en el zócalo no existió; la Convención Nacional Democrática celebrada también en el zócalo capitalino, tampoco existió; el zócalo como escenario de la protesta y la rebeldía, no existe; existe sólo para los actos protocolarios como el desfile militar del 16 de Septiembre; sólo existe como un espacio abierto y palaciego donde deambula la gente y se realizan actos oficiales, pero no existe como espacio de confrontación e insurrección, lo cual le dota de un valor simbólico más elevado que el que le otorga el status quo. Eso es lo que los medios de comunicación de masas, en especial la televisión abierta no quiere ver y, mejor aun, no quiere que veamos. ¿De dónde surge esa lamentable discriminación informativa? Ahora damos cuenta que los intereses políticos y económicos de los medios con la clase política gobernante están coaligados de una forma tan insensata y arraigada que resulta muy difícil encontrar el hilo de la madeja, sólo aparecen puntas que muestran parte del entramado, pero que luego vuelven a ocultarse y que aunque no permitan descubrir el entramado completo son una guía muy útil para modificar esta situación.

¿Existe voluntad política y comunicativa de los actores políticos y comunicadores de los medios para cambiar lo que tanto nos daña como sociedad? Yo creo que no, y mi sentir respecto a esto tiene pruebas contundentes. ¿Qué se hizo cuando salen a la luz las grabaciones de la conversación telefónica que sostienen Kamel Nacif y Emilio Gamboa Patrón? ¿Acaso no se desvía la atención del punto central y las voces se inclinan más por aclarar la ilegalidad de interceptar llamadas “privadas” de personajes públicos, que de atender lo verdaderamente esencial del caso, que es el contenido de tales llamadas? Ahora se pretende defender a un político tan ignominioso como Gamboa Patrón, a quien además se le premia con la coordinación de la bancada priísta en la cámara de Diputados, que dar cuenta cabal de lo que está sucediendo en este país ¿Cómo podemos tolerar el hecho de que un empresario corrupto y pederasta como Nacif, dicte ordenes a un Senador de la República para que inhiba una iniciativa de Ley que atenta contra sus intereses, que además están fuera de la Ley? Si esto se permite en nuestro país, entonces ¿de qué defensa de las instituciones estamos hablando? Si la Suprema Corte de Justicia de la Nación decreta que no hay pruebas suficientes para acreditar que se violaron los derechos humanos de la periodista Lidia Cacho ¿A qué instituciones pregonamos que hay qué defender? ¿A las instituciones piratas que amafiadas con los medios de comunicación han dado la espalda a la justicia y a la democracia?

Por todo lo anterior, no es poca cosa someter a un debate nacional el papel que juegan los medios de comunicación en la actual coyuntura y la responsabilidad social que esto entraña. De allí, la necesidad de organizar foros de discusión como el los “trabajos de comunicadores en resistencia”, ante el embate que representa el accionar de los medios tradicionales existentes y que han decidido aliarse con el poder para descalificar y ocultar el movimiento social que amenaza los interese de la oligarquía. Por ello, no es descabellado proponer una “expropiación de la televisión”, ya que se trata de un bien público como nuestros productos energéticos, y la necesidad de que tengan una utilidad social y no sólo lucrativa y mercantil en beneficio de unos cuantos y en prejuicio de todos los demás.

Me sumo a las propuestas que surgieron del foro “trabajos de comunicadores en resistencia”: la creación de una radio a nivel nacional, una señal de televisión para la capital del país, la necesidad de documentar los actos de resistencia y establecer lazos de comunicación con las comunidades culturales, entre muchos otros proyectos de comunicación social alternativa.

Me adhiero a la necesidad inaplazable de consolidar espacios alternativos de comunicación en los que la igualdad, la justicia y la democracia no sean sólo quimeras que sepultan la esperanza de toda una nación, sino una realidad que nos de la certeza de seguir luchando por la verdad. ¡Una nueva comunicación para un nuevo milenio!

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