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miércoles, septiembre 20, 2006

Sociedad - A 21 años del temblor

“Recuerdo las casas improvisadas en Paseo de la Reforma, donde vivían familias que se quedaron sin hogar”.
A 21 años del terremoto que cambió para siempre el Distrito Federal y la ciudad de Querétaro

América Carrillo, Aimée Pacheco y Carlo Aguilar

“Cuando desperté tres meses después en el hospital Balbuena, me di cuenta que había perdido todo: mi esposo y mis dos hijas. No quise ir a un albergue, y la zona donde vivía estaba siendo acordonada”.
Este es el caso de Doña Ade, quien formó parte de los siete mil heridos, que de acuerdo a las cifras que proporcionó el gobierno, fue una de los tantos damnificados de aquella trágica mañana del 19 de septiembre de 1985, fecha que marcaría un antes y un después en la historia de la Ciudad de México.
Ella prefirió rehacer su vida en un lugar diferente a la capital del país, a pesar de haber recibido ayuda gubernamental para permanecer en el Distrito Federal. “A mí me dieron una carta de derecho a vivienda, pero yo no me quise quedar allá. Eran muchos recuerdos, la verdad”.
Querétaro después de 1985
El último informe del gobernador Rafael Camacho Guzmán se caracterizó, según Juan Álvaro Zaragoza, por su exhorto a la descentralización de la vida nacional. Su discurso mostró al estado y más en específico a la ciudad de Querétaro, como un lugar idóneo para quienes quisieran salir del Distrito Federal.
“Querétaro tiene la capacidad y la infraestructura necesaria para ser factor de la descentralización”, afirmó Manuel Avendaño Vega, Secretario de Obras Públicas y Urbanismo. El arquitecto Carlos Cuevas coincidió con Avendaño, asegurando que la ciudad de Querétaro tenía la capacidad de recibir a gente proveniente del exterior.
La geografía urbana del municipio de Querétaro se modificó sustancialmente, fueron creadas unidades habitacionales, así como nuevas áreas urbanas en el norte y sur de la ciudad. De 1972 a 1984, el Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores (Infonavit) había otorgado 6 mil 550 créditos para vivienda; entre 1985 y 1987, la cifra de créditos otorgados fue de 7 mil 663.
En 1990 había en Querétaro 47 mil 15 personas con menos de 5 años de residencia en la ciudad, incluyendo las provenientes del Distrito Federal, cifra que representaba 10.3% de la población total del municipio.
Mismos objetivos, distintas oportunidades
Los directivos de Banamex, empresa para la que trabajaba Patricia Martínez, habían pensado en traer la sucursal principal a Querétaro. Su idea no prosperó debido a la nacionalización de la banca en 1982. Por este motivo, la primera ciudad que vino a la mente de Patricia, minutos después del terremoto, fue Querétaro.
“Recuerdo con tristeza que había casas improvisadas en Paseo de la Reforma, en donde vivían las familias que se quedaron sin sus hogares. Era muy triste porque duraron mucho tiempo, ahí tendían su ropa. Yo no vi que recibieran mucho apoyo”, relató al ser cuestionada sobre lo que sucedió los días posteriores al temblor.
Patricia quiso salir inmediatamente de la Ciudad de México, pero tuvo que esperar tres años para conseguir su objetivo. En 1988, mandó construir su casa en la colonia Jardines de la Hacienda, inmueble que no le fue entregado el día acordado. Su situación, dice, fue muy difícil debido a que, también, había llegado sin empleo.
Hedilberto Acosta no sufrió la pérdida ni de familiares ni de cosas materiales; no tenia urgencia en salir de la ciudad, aunque en 1990 se le presentó la oportunidad de cambiar de residencia. La contaminación, el tráfico y la inseguridad fueron sus motivos para salir del Distrito Federal.
Recuerda que sí hubo apoyo por parte del gobierno. “En parques y unidades deportivas se habilitaron casas de lámina y después se cambiaron por casas de concreto, las cuales sólo se entregaron a los que pudieron comprobar la pérdida total de una propiedad”.
Él tenía familia en Querétaro y por eso le fue fácil instalarse y conseguir trabajo, pero asegura que no hubo facilidades por parte de los gobiernos estatales para conseguir vivienda. “No hubo programas, y si los hubo no se difundieron en los medios, ni siquiera en el Estado de México, que estaba más cerca”.
Un poderoso instrumento
“Me gustó mucho Querétaro desde que llegué, sentí mucha paz, mucha tranquilidad aquí. Desde el primer momento me gustó, no me costó nada adaptarme, llegar aquí fue para mí una terapia. Allá en el D.F., no me concentraba”.
Doña Ade nunca antes había trabajado; necesitaba dinero para pagar la renta del departamento ubicado en las inmediaciones del mercado Escobedo. La tienda Del Sol se convirtió en el primer lugar donde trabajó y percibió un salario que le ayudaba a sortear las dificultades económicas.
Después de tres años, creyó que era momento de adquirir una casa por sus propios medios. La carta que le habían entregado en la Delegación Cuauhtémoc fue el documento clave que le permitió hacerse de una vivienda.
“Yo le di la carta a la gerente de la tienda; yo ni caso le hacía a ese papel. La gerente fue quien me dijo que me iba a ayudar para que me dieran casa; me comentó que esa carta valía oro”, cuenta la señora que vive en la colonia El Tintero.
Actualmente, sigue habiendo personas oriundas del Distrito Federal que llegan a Querétaro buscando una mejor calidad de vida. El terremoto no ha sido el único fenómeno que ha ocasionado la llegada de habitantes de la capital del país. Sin embargo, a decir de Patricia Martínez, la principal razón por la que continúan saliendo de la Ciudad de México es el temor a otro movimiento sísmico de igual o mayor magnitud al de septiembre de 1985.

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