Lizeth Freyre
Tras los resultados preliminares, los festejos se trasladaron al Centro Histórico de la ciudad. Simpatizantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), convocados por José Calzada, asistieron a Plaza de Armas, mientras que el Partido Acción Nacional (PAN) comenzó a instalarse en el Jardín Zenea.
Cerca de las 10 de la noche del domingo 5 de julio, aproximadamente 50 panistas estaban en el quiosco del jardín en espera del arribo de sus candidatos, mientras eran colocados los carteles, las lonas y banderas del blanquiazul.
La estatua del Marqués de la Villa del Villar del Águila, con sus cuatro perros guardianes, se vio envuelta de una ‘oleada’ roja. Miles de personas aclamaban la presencia del candidato a gobernador del partido tricolor, ganador virtual hasta esos momentos.
Con el Palacio de la Corregidora de fondo, Calzada levantaba los brazos en señal de la victoria; los fuegos artificiales opacaban por segundos los gritos enardecidos de los presentes (niños exclamaban las porras conocidas, mujeres con lágrimas en los ojos).
Después de prometer que el edificio a su espalda se volvería una oficina ‘amiga’, Calzada preparaba la retirada, pero las manos salientes de la ‘marea roja’ jalaron a José Calzada hasta bajarlo del escenario provisional que momentos antes colocaron.
Entre la euforia de la gente, Calzada Rovirosa salió lentamente de la plaza.
MGV y FDS no pudieron entrar al Centro Histórico
Una calle abajo, en la esquina de Corregidora y Pino Suarez, cinco camionetas del PAN, con pancartas brillantes de Manuel González Valle, se acercaban al centro, pero los simpatizantes priistas le detuvieron el paso.
Momentos más tarde, una camioneta blanca se aproximaba. En ella, Francisco Domínguez Servién y Manuel González Valle ondeaban sus respectivas banderas, sin embargo sus sonrisas fueron opacadas por los reclamos ofensivos de las personas.
Entre maldiciones y reclamos, las banderas fueron escondidas y los cristales subidos, para segundos después dar vuelta en la calle de Pino Suárez -en sentido contrario-. A toda velocidad, los carros desaparecieron por Juárez, con dirección hacia Zaragoza.
Los policías desviaron a todo aquel vehículo que diera señas de ser simpatizante del PAN (por seguridad, comentaron elementos de Tránsito Municipal), cuyos seguidores ya no pudieron llegar al festejo que tenían preparado.
“Como me hiciste sufrir, ahora ya no vuelvas”
El Jardín Zenea se pintó de rojo, el templo de San Francisco fue testigo de los cientos de carros que pasaban en caravana tocando el claxon con alegría. Algunas personas, eufóricas, arrojaban espuma, movían los carros de un lado a otro y arrojaban lonas del PAN para que los vehículos pasaran sobre ellas, abucheaban al símbolo del partido azul, cantaban corridos improvisados con el gobierno actual y contra los militantes panistas.
En el éxtasis del júbilo, las banderas panistas comenzaron a ser quemadas, dos fogatas se hicieron y a su alrededor las personas se juntaban a verlas arder, mofándose de ellas mientras se consumían en entre las llamas
Aclamaban con guitarras y balazos “PAN PAN, como me hiciste sufrir, ahora ya no vuelvas, PAN PAN”, gritaba una y otra vez un hombre de la tercera edad.
Niños corrían sin freno ondeando la lona con el rostro de José Calzada. Poco a poco la gente abandonó las calles del Centro Histórico con tranquilidad.
El recinto religioso volvió a su silencio habitual y el quiosco se quedó con un cartel del PAN, reventando de un extremo.
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